EL
SECRETO PEOR GUARDADO
Mi madre leía de todo excepto libros. Anuncios de los
autobuses, la carta entera de los restaurantes, vallas publicitarias. Si no
tenía tapas le interesaba. Así, cuando encontró una carta en mi cajón que no
iba dirigida a ella la leyó.
Esta carta no era una carta, era más bien una reflexión.
Yo quería ser científica o cualquier otra cosa, pero siempre me había gustado
escribir; no cuentos ni novelas…no, a mi me gustaba escribir reflexiones, lo
malo es que son personales; y claro, eso implica que mi madre no las pueda leer.
Suelo tener mis reflexiones en un cajón en el pájaro del alma, y luego lo pongo
por escrito para desahogarme y lo guardo en un precioso cofre del que tan sólo
yo tengo la llave; y la llevo en una pulsera escondida, así que nadie jamás lo
abrirá. Pero esta vez cometí el error de escribir por la noche (lo cual no
acostumbro) y lo metí en el cajón de la mesilla. Aquella mañana se me olvidó
ponerlo con los demás…ahora me arrepiento.
Una buena frase que un día leí en un libro sirve
perfectamente para introducirlo: “todos tenemos un secreto encerrado bajo llave
en el ático del alma, este es el mío”.
<< REFLEXIÓN 113
Día 113, año
13, siglo XXI. Tal vez hoy no sepa de qué escribir, tal vez sólo tengo un día
malo, tal vez he tenido conversaciones que me preocupan hasta altas horas de la
noche, tal vez todo es mentira y es sólo una excusa para escribir.
Desde el
anonimato de mi persona me gustaría decir algo; voy a decir quién soy, y puesto
que esto es desde el anonimato, no sabrán si lo que digo es cierto o no. ¿Quién
soy? ¿Quién soy? ¿Quién soy? Qué buena pregunta…soy aquella que mira al suelo,
soy la que adora el silencio y odia tactos como el de servilletas o el del
terciopelo. Soy aquella que lleva vestidos con zapatillas que no van a juego y
aquella que adora otras épocas. Soy una persona a quien le gustan los
misterios, y alguien con sed de aventuras. Soy aquella que se sienta en una
esquina y soy el grito mudo que la gente escucha menos que al viento. Soy todos
los lugares en los que he estado, y los lugares que aún me quedan por visitar.
Soy 16 años de recuerdos y otros tantos de historias por contar.
Aunque ahora
importe quién soy, a mi me preocupa más el futuro, y eso me lleva a pensar el
qué seré en un futuro; quiero… quiero tantas cosas que no sé por dónde empezar.
Quiero ser
arquitecta, bombera, ingeniera electrónica industrial y automática; quiero ser
un beso inolvidable, su mismo recuerdo de aquella cuidad tan hermosa, quiero
ser más que aquella chica que desafía al mundo desde un cristal y sólo piensa en
la forma de mejorarlo. Quiero ser esa princesa de la boca de fresa que se
escape de su palacio de marfil y corra aventuras como las de un famoso hidalgo
de cuyo nombre no quisiera acordarme. Quiero ser mucho más de lo que se pueda expresar en una hoja con tinta de un
bolígrafo de marca Bic; pero sobretodo, como se dijo en la antigüedad, quisiera
ser Colona de mi propia alma. >>
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