lunes, 17 de junio de 2013

2ºESO A Carlos Yuste Torres


El naufragio del MAER
-Querido diario:

Llevamos casi una semana desde que el barco de lujo “MAER” sufrió un naufragio en circunstancias extrañas. Estábamos atravesando el océano Atlántico, cuando de repente pasamos un “portal” en el medio de este océano. Cuando habíamos cruzado el “portal” solo quedaba unos pocos metros para llegar al puerto, pero… ¡Había desaparecido! Y allí ocurrió, un enorme ser marino se dirigía hacia nosotros, parecía una ballena, pero era mucho más grande, rápido y fuerte. Cuando el ser colisionó, rompió el motor y nos arrastró hacia una gran roca que sobresalía en el mar y allí se quedó el barco. Algunos de los pasajeros murieron en el choque con la roca, otros se quedaron enganchados y atrapados en sus habitaciones y otros murieron cuando nadábamos hacia la orilla. En el momento en el que llegamos a la orilla éramos apenas doscientos pasajeros. Pero perdimos a cincuenta náufragos debido a las continuas hemorragias de sangre y a las infecciones de heridas de gran tamaño. Nos fuimos a refugiar a una cueva, ya que parecía que la especie humana de aquel lugar se había extinguido. Los ciento cincuenta supervivientes nos refugiamos en la inmensa cueva. Desde la cueva nos organizamos para intentar mantenernos con vida el máximo tiempo. 30 personas fuimos a la orilla a ver lo que la costa había traído. Mientras recogíamos los objetos que nos podían ser útiles, 20 personas se encargaban de hacer armas, 35, se encargaban de la salud de los demás, 24 personas se encargaban de buscar frutas en los árboles. El resto de personas eran niños y ancianos que habían llegado a la costa con los pocos botes salvavidas que habían quedado en buen estado. Cuando volvimos a la cueva vimos una sombra de algo que se movía muy rápido. El cuarto día, todos estábamos más alegres y menos desesperados que al principio. En el momento que el Sol estaba en lo alto del cielo, haciendo un ángulo de 90º con el mar mandamos una expedición  de reconocimiento a las afueras de la cueva, se fueron treinta y dos y volvieron siete. Los que volvieron, volvieron aterrorizados, nos contaron que los demás habían muerto a causa de… ¡dinosauros! A todos nos entró el pánico y empecé a plantearme que el “portal” que cruzamos era un “portal” al pasado. El quinto día se confirmó mi teoría de la vuelta al pasado, ya que vimos algunos dinosaurios de cuello largo, otros más pequeños pero veloces, y lo peor de todo, ¡vimos a un T-REX comiéndose a otro dinosaurio! Hoy en el sexto día seguimos intentando sobrevivir en aquella isla, con ayuda de  unos pocos dinosaurios a los que intentamos adiestrar.

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