viernes, 6 de junio de 2014

1 ESO Silvia Sánchez González


María nunca había salido de la ciudad en la que nació, Cádiz. Vivía en uno de los barrios modernos, cerca de los grandes hoteles que luego se llenan cuando empieza el verano, y rara vez se acercaba a la parte antigua de su ciudad. Tal vez por eso, porque no había visto mundo más allá del mar, su barrio y su casa, ella quería viajar.
Cada año, sus padres le preguntaban que quería de regalo de cumpleaños, y su respuesta era siempre la misma: “Visitar Madrid”. Quería ver esa ciudad, que durante doce años llevaba saliendo muchos días en el telediario. Pero estaba muy lejos, su padre tendría que conducir muchas horas y su regalo solía ser algo de ropa, un peluche…
También había intentado convencer a sus padres para que la dejaran ir con su amiga Isabel, pero ella tenía varios hermanos y en su coche no cabían.
La tía de María, harta de que todos los años repitiera la misma cantinela, decidió darle una sorpresa. A Madrid no iba a poder ir, porque ella no conducía y el AVE era demasiado caro. ¡Pero podían ir a Granada!
En el decimotercero cumpleaños de María, su tía le dio un sobre. “¿Qué será esto?” se preguntó extrañada. No le vendría mal que fuese dinero, aunque ella prefería lo que pedía todos los años. Abrió el sobre, con curiosidad, y se alegró mucho cuando vio dos billetes para el AVE. Su alegría se esfumó al ver que eran para Granada; pero no tardó en recuperarla. ¡Por fin iba a salir de Cádiz!
Dos semanas más tarde, tía  y sobrina iban cargadas con el equipaje, rumbo a Granada. María escuchaba atenta a su tía, que le iba explicando cosas de la ciudad que iban a visitar y su monumento más importante, la Alhambra. Tras un eterno viaje en AVE, llegaron a Granada. Pronto encontraron el  hotel y después de deshacer las maletas y comer, dieron un paseo por la ciudad. Se compraron un helado, pues era finales de mayo y el calor se hacía notar. Al día siguiente vieron la Alhambra y comieron allí. María aprendió muchas cosas, hizo gran cantidad de fotografías y se lo pasó fenomenal.
El AVE salía a las diez, y tras desayunar rápidamente, corrieron a la estación.
Cuando llegaron a Cádiz, sus padres le preguntaron que qué tal se lo había pasado en Granada.
-Ha sido uno de los mejores fines de semana de mi vida, he salido de Cádiz; pero todavía no he visto Madrid – contestó María.

-Algunos sueños se hacen realidad, otros no, pero hay que seguir soñando- afirmó su tía.                      

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