viernes, 6 de junio de 2014

2 BACHILLERATO Daniel Precioso Garcelán

Inspiración, ¿dónde te has metido?
Por una vez que te necesito, y me dejas aquí hundido.
Vamos a ver, huidiza musa,
¿cuál es tu excusa?

¡Has descansado más que suficiente!
Quiero decir, llevo todo el año sin usarte
(pues escogí ciencias, no arte).
¿Y me faltas ahora, precisamente?

Mira tú, qué gracia.
Todo el curso aprendido de memoria,
pero para cuando quiero escribir una historia,
me abandonas…

Y eso ni tan siquiera ha rimado.
¡Y cómo voy a rimar sin inspiración!
-ado con -ado e -ión con -ión.
Mucho me has solucionado…

Pero un momento, ¿nos hemos visto antes?
¿No me conoce? Soy su hemisferio izquierdo.
Pues… No, de ti no me acuerdo.
¡Calla insensato!¡No me espantes!

¿Dice que lleva estudiando todo el año y no sabe quién soy?
Pues ha de saber, muy señor mío, que soy el encargado de la lógica,
y que son a mí debidos todos sus aprobados, desde el comienzo de curso hasta el día de hoy.
¡Soy el maestro de toda ciencia, tanto ética como tecnológica!

¿Y viene la inspiración contigo?
¡Bonita forma de saludar a tan viejo amigo!
¿No le he dicho ya que soy su razón?
¿Qué tengo que ver yo con la imaginación?

Pero aun así, sé que le pasa.
¡Pues suéltalo ya!
No va a gustar usted de la respuesta.
¡Lo que yo temo es que ella no esté dispuesta!

Y no lo está.
¿Cuál es el motivo?
De todos los males, el más primitivo:
se nos fue para allá.

¿Que la inspiración se me ha muerto?
¿Y cómo la he podido matar?
Pues a base de estudiar.
Donde su señora tenía maná, usted dejó todo desierto.

Para ser la lógica, te expresas de lo más enrevesado.
Que tanta memorización fue para ella demasiado.
¿No era usted consciente de que la inspiración necesita improvisación?
¿Cómo iba su señora a improvisar con tanta y tan rígida información?

Bueno… De algo habrá servido estudiar tanto.
Autores de la Generación del 98. Cíteme dos.
Baroja… ¿Alberti?… ¿Galdós?
Si le escuchase ahora su maestra de lengua, ¡qué espanto!

¿Y sabe vuesa merced por qué no se acuerda de lo que memoriza?
Pues es debido a que el estudio no cultiva: idiotiza.
Los alumnos, ingenuos como ellos solos,
no saben hacer otra cosa que hincar los codos.

¿Y qué se consigue con todo eso?
¡Lo que a usted le pasa! ¡La muerte de la inspiración!
¡Que nadie avive el seso!
Tal como lo cuentas, casi parece una traición.

Es traición, y más grave que ésta no existe.
Yo, que soy pura razón, lo veo,
lo veo, y no me lo creo.
¡El estudio se da a los jóvenes como a los canarios el alpiste!

Ya nadie crea, sino memoriza.
Porque claro, un vulgo inspirado no interesa.
Un pueblo imaginativo cambios garantiza.
Y estable es como ellos prefieren la empresa.

¿Pero quién es el que no quiere que pensemos?
¿Quién? Mejor será usar el plural.
Son ellos quienes nos crían, de su mano comemos.
Controlan este mundo, pero traicionan al natural.

Se lo diré respetuosamente: ¿Le importaría  parar?
Me está dejando una imagen de lo más sombría...
Ya nada se puede hacer. Muerta la imaginación es. Usted vaya a estudiar.

Mañana será otro día.

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