viernes, 6 de junio de 2014

2 ESO : Jorge Macías Hernández


“Algunos sueños se hacen realidad, otros no, pero sigue soñando– esto es Hollywood”. Esta frase marcó mi carrera escénica en el mundillo de los grandes actores de las colinas de Los Ángeles.
Yo, antes de que me la dijeran, era uno de esos miles de actores que actuaba en películas con poco presupuesto con un papel secundario, de esos que cuando tenía un papel montaba una gran fiesta pidiéndole dinero al banco ya que, el dinero que conseguía, lo gastaba en alcohol y más fiestas. En conclusión, era un gran desastre que solo servía para gastar dinero.
Recuerdo una de mis primeras películas, se llamaba “Los bares, bonitos lugares”. Yo hacia el papel de segundo camarero y nos encontrábamos en un barucho de los barrios bajos de Los Ángeles. Aunque siempre pensé que fue una buena experiencia, ahora, sé que me hizo ir por el mal camino al principio de mi carrera, ya que hice amistades con personas que me metieron en el alcohol y las drogas.
De otra película que todavía me acuerdo, hice un papel del hermano de la víctima que después moría. Fue un buen papel ya que, al verme muerto, muchos productores se fijaron en mí para sus películas. Yo, todavía, no sabía que esos productores me harían tener una mala reputación en Hollywood, por los papeles que tenía que realizar. En esta época de mi vida empezó, ya, a escasear el dinero de mis bolsillos y a empezar a pedir préstamos al banco.
Cuando ya parecía que mi carrera se iba al garete, el productor de mi primera película me ofreció el papel protagonista de su nueva película. Ese papel fue muy malo pero hizo que volviera a tener una buena reputación, aunque, a escondidas, seguía bebiendo alcohol y montando fiestas.
Hubo un tiempo en el que no conseguí ningún papel, pero no paso nada, ya que ese papel me hizo relanzar mi carrera.
Mi siguiente papel fue ser uno de los protagonistas de una serie que estuvo en antena durante unos cinco años, aunque creáis que esto fue muy bueno, en la segunda temporada me echaron y ese productor me dijo la frase del principio de la historia. Al oírla, estuve un tiempo pensándola y me di cuenta que si quería tener una casa en las colinas de Hollywood tenía que tomar otro camino.
Empecé a conseguir buenos papeles, no gastaba todo mi dinero, me compré ropa nueva y, por último, comencé a tomar a los productores como humanos, no como si fuesen monstruos de diez cabezas. Además, me busqué un buen agente que me aconsejó sobre cómo triunfar en Hollywood.
Una serie en la que estuve durante diez años me mandó al estrellato, se llamaba “American Man” y yo era ese hombre, el protagonista. No podéis imaginar lo eufórico que estaba cuando me lo contó mi agente, que más tarde se convirtió en mi  mejor amigo. Gané una millonada de dólares, me compré una casa, un montón de cochazos, ropa nueva…
Solo me faltaba una cosa, una mujer a la que quisiera y me concediera descendencia. La conocí en un pub al que solía ir cuando me compré la casa. Ella se llamaba Emily y comencé a salir con ella. Era de mi edad y, después, la pedí matrimonio. Nos casamos y tuvimos dos hijos llamados Paul y Nichole.

Esta es mi historia, y la he querido escribir para que los actores de poca monta sepan que  se puede triunfar desde lo más bajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario